lunes, 9 de marzo de 2015



Hoy es tu cumpleaños.


Hoy  tuve un sueño en donde viniste por la noche, depositabas un dulce beso en mi frente y dejabas una tarjeta azul sobre mi almohada. Para mi sorpresa cuando gire la cabeza a mi izquierda para recordad el azul intenso de aquel diminuto sobre, éste estaba allí, me sobresalté, y con mi mano temblorosa lo tomé. Al abrirlo deslumbré un número de teléfono, no tenía la característica de nuestro país y buscando rápidamente en internet vi que no era internacional. Cerré  la tarjetita y me dispuse a lavarme los dientes, mientras mi cabeza y todo mi ser gritaban porque marcara aquel intrigante número. No esperé un segundo más y marqué.
-Hola, residencia celestial buenos y eternos días- dijo una voz tan chillona que casi me eché a reír.
- Podría decirme…-  pero la voz chillona y para nada celestial me interrumpió.
-Si desea hablar con el padre, digite 53736427-33-3, si necesita que el Salvador la atienda abra la puerta, él la está llamando, si necesita hablar con un ser querido no  lo podrá hacer, a menos que haya recibido la tarjeta azul.
-Si- contesté abrumada.
-¿Si qué?-
-Si tengo la tarjeta azul.
-Ah claro, bueno con cuál de sus familiares desea hablar, le comunico que solo tiene una oportunidad.
- Quisiera hablar con mi abuela, su nombre es Teresita, hoy sería su cumpleaños, la llamábamos nona.
-Ahórrese tanto detalle- dijo y el teléfono comenzó a repiquetear.
-Hola- contestó aquella voz que jamás nunca se me olvidará.
-¿Nona?- pregunté temblorosa
-Hola mi amor ¿cómo anda?, ya veo que recibiste mi tarjeta, espero podamos tener una charla amena.
-Feliz cumpleaños- alcance a decir algo aturdida- todos te extrañamos, bueno a vos y al tata cholo y al tata tuca.
-Esos dos sabandijas, andan por ahí organizando una fiesta para los niños, al parecer uno hará de payaso y el otro hará una función de títeres.- Reía con una carcajada limpia- están del coco.
-Cuanta falta nos hacen esos dos sabandijas- dije haciéndola reír- ¡Quisiera contarte tantas cosa!- me anime a decir - te extrañamos, tus hijos, tus nietos.
-Dile a todos que gracias, gracias por los saludos de cumpleaños, por las flores, por cada recuerdo que evocan de mí, por no olvidarse de esta vieja rezongona, que sacaba canas verdes a cualquiera- hubo un silencio.
-¿Estás ahí?-
-Sí, solo quiero que sean felices y que siempre estén juntos, que nada ni nadie pueda desunirlos, que disfruten la vida, es un regalo de Dios, deben trabajar duro para lograr todo lo que se propongan, cuidar su salud es importante, y nunca deben olvidarse de esa cuota de diversión que debe tener la vida, porque si no la están teniendo, algo mal están haciendo.
-Por supuesto.
-Y por último disfruten de lo que tienen en lugar de desear lo que no tienen, soñar o no dormir pensando en tener cada vez más, no tiene sentido, es como perseguir el viento.

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