Pedro
Rila 16 años, tímido, guapo, de ojos verdes intensos, cabello no tan
corto con rulos y castaño, inteligente, exigente, cuidadoso, ama lo
imposible y lo posible. Su pasión la guitarra.
Pedro trabajaba en la fábrica textil, la cual pertenece a sus padres, es el gerente mercadeo de menor rango, odia trabajar allí le hace sentir que es una cárcel la cual corta sus alas y no permite volar por sus sueños. Ésta fue fundada por sus padres antes de que él naciera y durante años ha sido la más prestigiosa del país, allí se fabrican todo lo que se refiere a ropa en lanas.
Para Pedro cambiar su realidad no le fue difícil, solo esperaba la oportunidad perfecta para poder despegar de allí, y quien más que su amable prima lo embarca en un camino en busca de un sueño el cual habían iniciado cuando niños.
El día que la magia surge en busca de lo imposible:
…Carla sumida en sus pensamientos se sobresaltó al escuchar una voz grave.
-Hola-
- Hola Pedro, sos vos que susto, pero siéntate- le dijo señalando un pequeño banco color rojo de madera.
- ¿Susto?, si fuiste vos que armaste todo esto- dijo señalando la mesa ratona que arriba llevaba un mantel rojo y blanco a cuadritos, sobré él, tres platos con deliciosas golosinas y una jarra de jugo de naranja recién exprimido.
- Estaba recordando las mil travesuras que hicimos juntos- sonrió- no te vi venir.
Pedro deposito un beso en la mejilla de su prima, mientras pensaba que tramaría Carla, tomo asiento en el incómodo banco, que usaban cuando niños para merendar.
-Éramos unos salvajes- añadió Pedro, llenando su mente de esos dulces recuerdos de la niñez.
- Si, pero sabíamos bien con exactitud que queríamos, para cuando fuéramos grandes- replicó Carla.
- Yo lo sabía, hasta que me encerraron a trabajar en la fábrica de mis padres- afirmó con un deje de rabia.
- Que raro, Pedro quejándose de su trabajo- interrumpió Catherine.
- Hola Cath, ¿cómo estás?- saludó Carla.
- Cansada, pero feliz, hoy he podido salir más temprano del trabajo- Catherine también trabaja en la fábrica de sus tíos, la contrataron cuando terminó sus estudios, el puesto a ocupar era solo unas semanas pero la administrativa renunció y ella se quedó con el puesto, mirando lo que su prima había armado pregunto- ¿Qué te traes? Carloncha-
- Ya lo veras y no me digas así- le dijo invitándola a sentarse.
Mientras Pedro y Carla escuchaban con atención como Catherine había podido escabullirse temprano de la fábrica, aparecían en acción Valentina y Alejandro.
- Bien ahora que estamos todos, gracias por acudir a esta reunión, los he llamado porque hace varios días he estado pensando una idea. Sé que cada uno está en sus rollos, pero quiero que veamos algo juntos.
Carla de debajo de la mesa saco un cuaderno con apariencia vieja, de tapas amarrillas, mientras los chicos observaban el cuaderno, miles de recuerdos surcaron la mente de ellos, pero en especial manera todos se centraron en esa noche cuando escondidos de sus padres se reunieron en el mismo lugar en que hoy están sentados.
En las tapas del cuaderno había unas letras doradas con caligrafía de un niño, decía “sueños a cumplir”.
-¿Qué significa esto?- preguntó Alejandro.
-¿Recuerdan el momento que creamos esto?- preguntó Carla mirándolos a cada uno.
-Sí, fue una noche de verano- dijo Valentina llevándose una galletita a la boca, pero antes de darle un mordiscón dijo- fue mágico.
- ¿Cómo lo puedes recordar?, eras apenas una niña de cinco años- le preguntó Catherine.
- Simplemente lo recuerdo, fue mágico- contestó casi atragantándose con la comida.
- ¿Qué significa esto?- preguntó nuevamente Alejandro mirando a su hermana.
Carla sin decir una palabra más, abrió el cuaderno y comenzó a leer algunas líneas.
“Diciembre del 93, esta reunión la hicimos para poder escribir todo lo que deseamos ser cuando seamos grandes. Lo que queremos ser es una gran banda y con nuestra música cambiar el mundo, si, y lo lograremos.”
- Éramos niños, Carla, no sabíamos que el mundo sería una total mi…
- Alejandro- le interrumpió Carla con el ceño fruncido.
- Miseria, eso era lo único que se me ocurrió- dijo con una sonrisa en la boca.
- Alejandro tiene razón, éramos unos niños obligados por Carla a estar en esa reunión- expresó Catherine.
- Pero fue mágico- agregó Valentina en defensa de su hermana.
-Mágica paliza nos dieron por escaparnos a esa hora de la noche- dijo Pedro entre risas recordando la travesura.
- Bueno chicos, sigan yéndose por la tangente, pero no podemos seguir sin hacer nada por este sueño que tenemos en común – manifestó al fin Carla captando la atención de todos.
-¿Cambiar el mundo?- preguntó Pedro.
- Formar una banda- contestó Carla exasperada…
Pedro trabajaba en la fábrica textil, la cual pertenece a sus padres, es el gerente mercadeo de menor rango, odia trabajar allí le hace sentir que es una cárcel la cual corta sus alas y no permite volar por sus sueños. Ésta fue fundada por sus padres antes de que él naciera y durante años ha sido la más prestigiosa del país, allí se fabrican todo lo que se refiere a ropa en lanas.
Para Pedro cambiar su realidad no le fue difícil, solo esperaba la oportunidad perfecta para poder despegar de allí, y quien más que su amable prima lo embarca en un camino en busca de un sueño el cual habían iniciado cuando niños.
El día que la magia surge en busca de lo imposible:
…Carla sumida en sus pensamientos se sobresaltó al escuchar una voz grave.
-Hola-
- Hola Pedro, sos vos que susto, pero siéntate- le dijo señalando un pequeño banco color rojo de madera.
- ¿Susto?, si fuiste vos que armaste todo esto- dijo señalando la mesa ratona que arriba llevaba un mantel rojo y blanco a cuadritos, sobré él, tres platos con deliciosas golosinas y una jarra de jugo de naranja recién exprimido.
- Estaba recordando las mil travesuras que hicimos juntos- sonrió- no te vi venir.
Pedro deposito un beso en la mejilla de su prima, mientras pensaba que tramaría Carla, tomo asiento en el incómodo banco, que usaban cuando niños para merendar.
-Éramos unos salvajes- añadió Pedro, llenando su mente de esos dulces recuerdos de la niñez.
- Si, pero sabíamos bien con exactitud que queríamos, para cuando fuéramos grandes- replicó Carla.
- Yo lo sabía, hasta que me encerraron a trabajar en la fábrica de mis padres- afirmó con un deje de rabia.
- Que raro, Pedro quejándose de su trabajo- interrumpió Catherine.
- Hola Cath, ¿cómo estás?- saludó Carla.
- Cansada, pero feliz, hoy he podido salir más temprano del trabajo- Catherine también trabaja en la fábrica de sus tíos, la contrataron cuando terminó sus estudios, el puesto a ocupar era solo unas semanas pero la administrativa renunció y ella se quedó con el puesto, mirando lo que su prima había armado pregunto- ¿Qué te traes? Carloncha-
- Ya lo veras y no me digas así- le dijo invitándola a sentarse.
Mientras Pedro y Carla escuchaban con atención como Catherine había podido escabullirse temprano de la fábrica, aparecían en acción Valentina y Alejandro.
- Bien ahora que estamos todos, gracias por acudir a esta reunión, los he llamado porque hace varios días he estado pensando una idea. Sé que cada uno está en sus rollos, pero quiero que veamos algo juntos.
Carla de debajo de la mesa saco un cuaderno con apariencia vieja, de tapas amarrillas, mientras los chicos observaban el cuaderno, miles de recuerdos surcaron la mente de ellos, pero en especial manera todos se centraron en esa noche cuando escondidos de sus padres se reunieron en el mismo lugar en que hoy están sentados.
En las tapas del cuaderno había unas letras doradas con caligrafía de un niño, decía “sueños a cumplir”.
-¿Qué significa esto?- preguntó Alejandro.
-¿Recuerdan el momento que creamos esto?- preguntó Carla mirándolos a cada uno.
-Sí, fue una noche de verano- dijo Valentina llevándose una galletita a la boca, pero antes de darle un mordiscón dijo- fue mágico.
- ¿Cómo lo puedes recordar?, eras apenas una niña de cinco años- le preguntó Catherine.
- Simplemente lo recuerdo, fue mágico- contestó casi atragantándose con la comida.
- ¿Qué significa esto?- preguntó nuevamente Alejandro mirando a su hermana.
Carla sin decir una palabra más, abrió el cuaderno y comenzó a leer algunas líneas.
“Diciembre del 93, esta reunión la hicimos para poder escribir todo lo que deseamos ser cuando seamos grandes. Lo que queremos ser es una gran banda y con nuestra música cambiar el mundo, si, y lo lograremos.”
- Éramos niños, Carla, no sabíamos que el mundo sería una total mi…
- Alejandro- le interrumpió Carla con el ceño fruncido.
- Miseria, eso era lo único que se me ocurrió- dijo con una sonrisa en la boca.
- Alejandro tiene razón, éramos unos niños obligados por Carla a estar en esa reunión- expresó Catherine.
- Pero fue mágico- agregó Valentina en defensa de su hermana.
-Mágica paliza nos dieron por escaparnos a esa hora de la noche- dijo Pedro entre risas recordando la travesura.
- Bueno chicos, sigan yéndose por la tangente, pero no podemos seguir sin hacer nada por este sueño que tenemos en común – manifestó al fin Carla captando la atención de todos.
-¿Cambiar el mundo?- preguntó Pedro.
- Formar una banda- contestó Carla exasperada…